Seedorf da las últimas instrucciones a Cartabia antes de entrar en el terreno de juego frente al Betis

Comenzó siendo un día especial y se terminó convirtiendo en más de lo mismo. El regreso a La Liga de uno de los grandes de siempre daba al Deportivo la posibilidad de rescatar una temporada que comenzó dubitativa con Pepe Mel y que terminó transmitiendo toda su incapacidad e impotencia a las órdenes de Cristobal Parralo. Un equipo falto de caracter, pegada en una delantera de calidad y una indolencia defensiva que desesperaba a propios y extraños. 

Para ello, la llegada del holandés al banquillo gallego tras dos etapas frustradas en el gran Milán primero y en una efímera segunda etapa en China ponían a expertos y aficionados en ascuas, pero volvían a transmitir un poco de ilusión por la tendencia al alza de dar galones a ex jugadores en busca de una seña de identidad que poco a poco va perdiendo su efectividad en pos del desastre. La papeleta de Seedorf en este aspecto era clara, pero siempre con la opción de volver a poner su imponente figura ante el gran público y en la liga nacional todavía considerada como la mejor del mundo.

Tras tomar el cargo la pasada semana, el cambio de rutina y tendencias del club con una ideología claramente italiana de cuna marcaba el primer paso para tornar una tendencia apática en una constante durante este último y decisivo tramo de la temporada. Tras días de alabanza al trabajo grupal e individual del nuevo cuerpo técnico, un Betis en alza en las manos de Setién suponía un papel demasiado exigente para un primer contacto que ya se antojaba decisivo en las primeras horas del holandés en España.

Las dudas sobre el primer once del nuevo Depor eran el primer gran test, y en ese ambiente Seedorf apostó por mínimos cambios en lo que ya debía ser el primer punto de inflexión en la busca de una renovación.



Pero para sorpresa de todos lo que cambió fue poco y poco trascendente. La primera sorpresa se produjo con el cambio de sistema en busca de un modelo más italiano. El 4-3-3 instaurado por Parralo en sus últimos partidos como técnico del conjunto blanquiazul dió paso a un abandono del trivote (recurso habitualmente mal utilizado para intentar asegurar una debilidad defensiva que en ocasiones puede incluso acentuarse) a un clásico 4-2-3-1 usado por el holandés en la mayoría de sus experiencias como técnico profesional. Con la idea inicial de un mayor aumento de la presión, lo que más llamó la atención en un momento inicial fue la salida del que había sido el baluarte del centro del campo coruñés durante las dos últimas temporadas. La no convocatoria de Guillerme deja en parte señalado a un brasileño que empezó siendo el cierre que necesitaba el equipo para posteriormente ser el creador y distribuidor de la pelota que el Depor nunca ha podido tener.

Ante la incapacidad de Guillerme para hacerse con los galones pese a flashes de una técnica brasileña que se ve desde el primer momento, Seedorf apostó por intentar dar ese rol de "sacador" a un Fede Valverde que una vez más (y en sus apenas 17 minutos en el campo) muestra estar mucho más cómodo en labores de transición que en las de defensa posicional. A su lado un Khron-Deli al que su físico le impide cerrar y apoyar en la ayuda, pero que sin embargo es el único que ha mostrado un poco de claridad en un fútbol por el que el holandés no va a apostar, el de toque. Y precisamente fue con la entrada de Borges, un pivote más posicional, cuando el danés dejó muestras (con cuentagotas) de que su sitio quizá debería estar más arriba y no tapando el agujero entre pivotes y centrales.

Pero antes de todo ello toca hablar de la portería. El cambio de Rubén Martínez era el mas esperado. La llegada de un Koval que parece no convence (y ya es el quinto) en el mercado de invierno se suponía que daría pie al relevo en la portería tras los continuos errores del guardameta de Coristanco desde su llegada a la portería. El cambio no se produjo, no se si ante la incapacidad del checo de mostrar virtudes en el entrenamiento o la falsa acepción de dar la vitola de titular a un portero para intentar asegurar un equilibrio que ahora mismo el equipo no tiene.

Con Rubén de nuevo titular en un nuevo proyecto y la baja de Sidnei por lesión, la defensa no daba pie a ninguna novedad, buscando laterales abiertos con los habituales Juanfran y Luisinho, que tendrían la obligación de intentar cerrar y contener el talento en bandas de Joaquín y Boudebouz y las internadas por bandas de unos más que activos Junior y Francis.

El ataque corría a cargo del principal cambio de Seedorf. La pérdida del trivote daba a la opción a un Betis de toque a hacer lo que les gusta a hacer: tocar, con el planteamiento gallego de cerrarse bien y salir a la contra. Para ello Seedorf dio entrada en el once a la velocidad de belga Bakkali, lo que conllevó a desplazar a Adrián a una media punta con la que apenas conectó desde el primer minuto. Sin posibilidad de asociarse con MKD y Fede/Borges después, el contacto de Adrián con el esférico no se produjo salvo en ligeras ocasiones en las que su tendencia a caer a bandas le permitía incidir en un juego en el que el belga sí pudo. Bakkali estuvo incisivo en la primera hora, buscando línea de fondo y gozando de una de las ocasiones más claras del Deportivo en todo el partido con ese lanzamiento al palo largo que pudo suponer el 1-0, pero a medida que avanzaban los minutos de nuevo se volvió a ver ese jugador impreciso en el pase, dubitativo en la toma de decisiones y acelerado en exceso.

Una presión... que duró poco

El arranque de partido mostró la imagen clásica de equipo con nuevo entrenador. El Depor subió líneas de presión en busca del robo rápido para salir, pero a medida que iban a avanzando los minutos una presión que comenzó siendo en exceso agresiva se terminó transformado en la timidez habitual del conjunto en lo que llevamos de temporada. La charla del árbitro con Andone tras la entrada a Bartra en apenas cinco minutos marcó la tendencia de un equipo que volvió a estar mal posicionado y que el Betis aprovechó para sacar sin excesivos problemas el cuero con un ex deportivista como Guardado encontrando líneas de pase más que cómodas durante el resto del partido.

Ocupar espacios sin incomodar ha sido la constante del centro del campo del equipo durante la temporada, y pese a los esfuerzos de Seedorf desde la banda por cerrar y limitar el tiempo para pensar del centro del campo bético era una constante la apertura cómoda a banda para empezar a generar el peligro por parte del conjunto sevillano.



Las carencias de siempre

  • La espalda del centro del campo: Ha sido, es y parece que será una tónica a lo largo de la temporada el problema con el que cuenta el centro del campo deportivista, y es que es una constante la tendencia a desocupar el espacio entre defensa y mediocampo que aprovechan una y otra vez los mediapuntas rivales para lanzar el ataque en tres cuartos de campo. Frente al Betis volvió a suceder y el paso previo al centro de Junior que finalizaría con gol de Loren vino dado por una apertura de un Boudebouz que se situó completamente en la zona de tres cuarto (y no sólo una vez).
    • Un Lucas aposicional: Viene siendo uno de los factores X negativos esta temporada. La gran estrella deportivista no encuentra ni su pico de forma ni el camino del gol. Ya ha pasado por tres posiciones esta temporada y en su primer partido a las órdenes de Seedorf la cosa no fue diferente. Partió de nuevo de banda derecha como acostumbraba en los últimos encuentros de Parralo, pero el de monelos sigue sin encontrar su hueco en el once. Cada vez más lejos queda la punta de velocidad con la que enamoró a Riazor hace varias temporadas y es por ello que la banda priva de ver al Lucas aguerrido que presionaba a los defensas y lograba goles gracias a la presión. Su evolución al toque genera dudas ante los problemas físicos evidentes por los que atraviesa, con dificultades para controlar el balón de forma regular y con la desesperación gestual que genera su presencia lejos del área y desacertada en la creación en tres cuartos.

      Su papel debe ser otro de los puntos a incidir por un Clarence que debe decidir si opta por  darle  área en busca de encontrar de nuevo ese Lucas rematador y diferencial en la carrera en los últimos 15 metros (faceta que ha desaparecido por completo de sujuego) o la de apostar por un Lucas más técnico que hasta ahora no ha funcionado.

    • Fijar a los delanteros, la cruz: Que el Depor tiene un problemón en la zona de centrales no es novedad, pero un día más en la oficina el gol del Betis llega por la pérdida en la marca a la hora de cerrar centros desde la banda. Albentosa volvió a perder a su marcador y Loren lo aprovechó para ganar la espalda y rematar a placer frente a un Rubén que no pudo hacer nada más. La salida de Arribas y los recientes problemas físicos de Sidnei vuelven a castigar a un Deportivo que comete una y otra vez los mismo errores para perder puntos que se antojan vitales.

    El factor Fede Cartabia

    El argentino, ya recuperado de sus problemas físicos, entró mediada la segunda mitad en sustitución de Bakkali y volvió a demostrar que si el Depor quiere mantener la categoría el extremo deberá ser pieza clave en los partidos que restan de campeonatos. Su entrada coincidió con los minutos de más frescura ofensiva del cuadro de Seedorf. Con Lucas anclado en la posición de segunda punta y Cartabia pègado a la cal, el Deportivo encontró por momentos esa verticalidad necesaria bien aderezada por un Betis que poco a poco (y sin motivo aparente) parecía recular más y más hacia su portería cada minuto.

    Con apenas 10 minutos sobre el campo, una conducción vertical con asistencia a Andone propiciaba la oportunidad más clara para los deportivistas, que terminaría con el disparo del delantero rumano chocando en el palo izquierdo de la portería defendida por Adán.

    El argentino volvió a aportar desborde, descaro y una sensación de peligro que el equipo no había podido saborear en los casi 60 y pico minutos anteriores a su entrada. Sus dudas en la pegada y en el último pase siguen siendo su pero, pero en un equipo tan falto de ambición y descaro, el ex de Valencia y Córdoba apunta a titularísimo bajo la batuta del holandés en cuanto recupere su pico de forma óptimo.

    Hace falta más, mucho más

    Tras recibir siete goles del Madrid, cinco de la Real y tirar un partido claro frente al Levante, el debut de Seedorf en el banquillo de Riazor volvió a demostrar que los problemas de planificación de plantilla vuelven a ser el principal problema de un equipo que sin embargo,y a cuentagotas mostró un gen competitivo mayor que el tramo final de indolencia a las órdenes de Parralo. Es pronto para sacar conclusiones, pero muchas son las dudas que ha dejado el holandés sobre el conocimiento de una plantilla a la que le queda muchísimo por sufrir. Esperemos que no.